miércoles, 25 de mayo de 2011

Piedras Coloradas.

La mayor de las riquezas, el oro, mi vida, le ofrendaría al mar porque sí.
¡Que dios milenario, viril y hermoso a ésta altura de la costa, de la orilla, del día, de la marea!
Sólo él sabría como entrar en el agujero más recóndito de las rocas y salpicar espuma blanca, sólo éste dios atraído por el poder de la luna, reina de las mareas, más grande que la roca más grande. Sólo él alimentado por los ríos de las montañas, hijos de mi diosa mamá pacha.
Antes porque era una niña, ahora porque soy mujer. Entra en mí mar, quiero ser al menos una piedra colorada, fundirme en una piedra colorada como una sirena, quiero ser una piedra que te espera cuando viene subiendo la marea,
ya que no puedo ser la luna.

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